En 1992, un joven de 22 años, conocido como "Rafa", llegó a El Salvador desde su natal Holanda. Su llegada no solo transformaría su vida, sino también la de numerosas familias salvadoreñas que aún buscaban respuestas y justicia tras el conflicto armado que había marcado al país. Fue aquí donde Rafa conoció a Jon Cortina, un sacerdote jesuita que se dedicó a acompañar a la población de Chalatenango durante la guerra.
Rafa trabajó con Jon por los derechos humanos de las víctimas del conflicto armado.“ Participé con él en el equipo de derechos humanos que realizó el trabajo de recopilación de testimonios de las comunidades de Chalatenango para la Comisión de la Verdad”, comentó Rafa para el libro “Una entrevista con Jon Cortina”. Este trabajo impactó profundamente su vida y lo motivó a quedarse en El Salvador para colaborar en la promoción y defensa de los derechos humanos.
Uno de los casos más urgentes que Rafa y Jon decidieron priorizar fue el de las niñas y niños desaparecidos durante este periodo. Durante los siguientes diez años, trabajó junto a Jon en la fundación de la Asociación Pro-Búsqueda de Niñas y Niños Desaparecidos, un proyecto que transformó sus vidas y las de muchas otras personas comprometidas con esta causa a través de los reencuentros.
Rafa y Jon trabajaron junto a las familias en diferentes sectores del país y se dedicaron a honrar la memoria de aquellos que sufrieron durante el conflicto. Iniciaron su gran labor en el departamento de Chalatenango, y luego se desplazaron a otros departamentos, recogiendo testimonios y promoviendo la búsqueda de Justicia en El Salvador para las personas que fueron víctimas graves violaciones a los derechos humanos en el país. Rafa aprendió a leer en los ojos de padres, madres y hermanos la necesidad de conocer el paradero de sus seres queridos.
Una de las iniciativas más significativas que impulsaron fue la recopilación de testimonios que culminó en el libro "El día más esperado". Esta obra reúne las vivencias de las familias que perdieron a sus hijos e hijas durante el conflicto armado, y es resultado del esfuerzo conjunto de Rafa, Jon y otros amigos y familiares que ayudaron en la búsqueda de estas niñas y niños. Rafa fue testigo de esos momentos, que se transformaron en un símbolo de esperanza para las familias separadas por la guerra.
A lo largo de los años, Rafa se ganó un lugar en el corazón de muchas familias salvadoreñas. Su compromiso y empatía lo convirtieron en un referente en la lucha por la verdad y la justicia en el país. Desde su llegada, se transformó en un “gigante de ojos claros” que, conmovido por la historia de El Salvador, decidió permanecer y luchar junto a su pueblo.
El 14 de septiembre de 2019, Rafa dejó este mundo, pero su legado perdura. Muchas familias aún recuerdan el calor de su amistad y su incansable lucha por la vida. Gracias, “Rafa”, por su esencial aporte a la esperanza y la memoria colectiva de un pueblo que sigue en la búsqueda de justicia. Tu huella será eterna en El Salvador.
Información sobre las experiencias de Ralph Sprenkels en "Caminar con el pueblo: Una entrevista con Jon Cortina", documentada por Ralph Sprenkels.
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